octubre 22, 2006

LA AGONÍA POR LA DIGNIDAD

"Nunca me he manchado las manos de sangre,
esos señalamientos son radicales".
Ulises Ruiz Ortiz,
Gobernador constitucional de Oaxaca.

Veinte años aproximados han pasado desde que Ulises Ruiz Ortiz, decidiera dedicarse a la política. Fiel a las viejas reglas del viejo régimen del nuevo PRI, el oaxaqueño ha seguido al pie de la letra, cada una de las indicaciones que el manual de cualquier aspirante a político le señala. Manual que no ha pasado desapercibido para muchos que bien pudieron haber sido los maestros de Ulises, desde Plutarco Elías Calles hasta Roberto Madrazo Pintado, pasando por Emilio Chuayffet, Carlos Salinas, José Murat, la misma Elba Esther Gordillo y un largo e interminable etcétera.
En menos de dos años,
el ahora gobernador tiene a Oaxaca en el límite de la ingobernabilidad. En menos de dos años, ha echado por la borda toda una trayectoria que le ha costado forjarla. Para entender por qué un conflicto que inició con las demandas del magisterio (esas que se repiten año con año en la lucha por un “salario digno”-sic-), terminó por adherir a estudiantes universitarios y a un considerable número de habitantes oaxaqueños, hay que entender quién es Ulises Ruiz. Su historia no es desconocida para ninguno que tenga un mínimo de conocimiento del ámbito político, y basta con revisar esa historia para comprender porque Oaxaca como ninguna vez, se ha unido en su contra.
Desde el inicio de su gobierno, Ruiz Ortiz siempre ha intentado de todo para salirse con la suya. Una vez que tomo posesión de su cargo, intentó encarcelar a su oponente Gabino Cué con acusaciones que nunca pudo probar, al tiempo que otra preocupación le atormentaba de igual manera y se había propuesto desaparecer: el diario Noticias, que se caracterizaba por ser un periódico que no tenía censura, a pesar de las advertencias que tenía del gobierno mismo. Finalmente Ulises logró su objetivo y destruyó el diario a base de claras violaciones a las garantías consagradas en la Constitución, violaciones que siempre le han caracterizado. Nunca ha necesitado mancharse las manos de sangre, pues siempre tiene a la gente necesaria para que se las manche por él.
Pero el problema no para ahí. Empeñado en la idea de dar una “mejor imagen a Oaxaca” para hacerla atractiva al “turismo y la cultura”, nuevamente se ganó más adversarios dentro de la sociedad oaxaqueña, los que no compartían su idea de remodelar el centro histórico. En todo el Estado, comienzan a surgir constantes denuncias de abuso de autoridad, irregularidades en el manejo de los recursos públicos y hasta agresiones contra quienes presentaban sus denuncias.
Pero el detonante principal inicia con una demanda del magisterio referente al aumento salarial, la misma demanda a la que el gobierno federal, autoridad competente en la solución de la demanda, se ha acostumbrado a escuchar año con año. Pero esta vez sería diferente. Ulises intentó solucionar a su manera, un conflicto que no le pertenecía. Todo parecía normal hasta el catorce de junio del año corriente, cuando se ordenó dispersar el plantón del Centro Histórico de Oaxaca, el cual estaba tomado por los maestros que insistían en su demanda. El encuentro terminó en una batalla frontal, entre profesores, activistas de organizaciones sociales que decidieron sumarse a la protesta del magisterio y la policía local y con ello, el nacimiento de lo que sería después, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, conocida por las siglas APPO, aunado a la petición que hoy retumba todos los días en la cabeza de Ulises Ruiz y que tiene a Oaxaca en la mira de millones de personas, tanto nacionales como internacionales.
Pero Ulises aun tiene (o cree tener) un “as bajo la manga”, pues sabe que su suerte está ligada a Felipe Calderón. ¿La razón? El RIP (perdón, el PRI), no esta dispuesto a perder una de las entidades que todavía conserva bajo su dominio, y eso se ve reflejado en las diversas negociaciones hechas entre diversos gobernadores y legisladores priístas, con el equipo del panista. Las reformas que Calderón pretende impulsar, serán atendidas con la condición de que se le apoye al gobernador de Oaxaca, que ha insistido en que intervenga la fuerza pública, la única solución que conoce, para que pueda mantenerse en el cargo. Pero no será fácil calmar la consigna.
Los maestros han apoyado el restablecimiento de las clases y se fijó que las mismas darán inicio antes de que concluya octubre. Y aunque al parecer hay una fractura en el interior del movimiento, la demanda es clara y parece no haber marcha atrás, “la cabeza de Ulises Ruiz debe rodar” y los pobladores esperan el momento en que, como Salomé, la reciban en charola de plata. Una demanda justa ante tanta injusticia y ultraje a un Estado que tienen infinidad de carencias, a pesar de la multitud de recursos que ofrece a la Federación.
Resta esperar si Ulises renunciará “voluntariamente” o si el pueblo triunfará sobre ese personaje que tanto daño ha causado al país entero. Lo cierto es que el gobierno intenta solucionar el conflicto en medio de un país que aun continúa polarizado, como consecuencia de todo el desgaste político y la decadencia de sus principales dirigentes, por lo que urge dar solución a dicho conflicto antes de que se extienda y sea demasiado tarde para ello.

octubre 07, 2006

SOÑAR DESPIERTO

Hojeo la revista una y otra vez y aún no logro conciliar el sueño. Me levanto un poco aturdido por el hartazgo que me provoca estar todo el tiempo en la cama sin poder dormir. Miro el reloj una vez más. 5:42, marca el miserable, ¡puta madre! Tengo que vestirme en chinga para irme a la escuela. Eso me cae como mentada de madre. No puedo dormir y encima se me hace tarde. ¿Alguien me creería si le digo que llegué tarde porque no podía dormir? Quizá no, pero igual me vale un soberano rábano. Doy un brinco y bajo a prepararme el desayuno. La leche está casi descompuesta y el maldito pan blanco está más verde que un plumón fluorescente de dicho color. ¿Puedo decir que me paré con el pie izquierdo? 6:30, ¡mierda!, ¡Sólo eso me faltaba!, Casi una pinche hora para desayunar nada, lavarme la cara para quitarme la baba y limpiarme los mocos.
Las avenidas están casi vacías, pero el sonido de los cláxones que pitan sin cesar, parecen decir lo contrario. Hurgo en mi mochila y descubro con terror que no llevo mi libro de Historia. ¡Ahora si me corre la maestra de su clase para siempre! ¿Es que todo el mundo está conspirando hoy en mi contra? El señor que va en el asiento a mí lado, ronca como si estuvieran matando un cerdo. La maldita clase empieza a las siete en punto y la maestra no perdona. Con las faltas que tengo ya es casi un hecho que me da de baja. ¡Y encima sin libro!. Bien. Bravo. A leguas se ve que soy una maravilla de estudiante. ¿Me van siguiendo?
Por fin llego a la escuela y me cago en los calzones: la maestra les regala un punto final a los imbéciles que llegan siempre temprano (si yo tuviera carro, les juro que hasta me quedaba a dormir en él para estar siempre temprano en mi clase). Y para mi bendita suerte, avisa a mis compañeros que estoy dado de baja. ¡Chále! Ni a quien le guste su puta clase. Igual y me rifo en extra...
Camino de regreso a la casa y veo al Mario tirado en la esquina, voy a asustarlo un poco (pienso mientras camino hacia él), ¡le hubieran visto la cara! Parece que ve un fantasma. Me mira aterrorizado y grita: ¡vete! ¡Te juro por mi madre santa que dejo de chupar pero no me lleves contigo! –¿Qué pedo cabrón? ¡No mames!, –Le contesto–, estoy flaco pero no chingues, no estoy muerto. ¡En tu casa te están velando! –Me dijo y salí corriendo pues un escalofrío me recorrió la espalda.
Como pude llegue al pinche cuarto de azotea y veo a mi jefa desconsolada. Me da tristeza y me acerco a llorar con ellos. ¡Pinches culeros!. ¿Por qué nadie te avisa cuando ya estás muerto? Y yo perdiendo mi tiempo en la escuela...